Como purificador de humos de cocina, los componentes internos de la campana extractora, como filtros, aspas y motores, son propensos a la acumulación gradual de aceite debido a la adherencia de la grasa de la cocina. Si no se limpia durante un tiempo prolongado (generalmente se recomienda una limpieza a fondo cada 3-6 meses), no solo disminuirá significativamente su rendimiento, sino que también propiciará la proliferación de bacterias y la liberación de sustancias nocivas, lo que supone un doble riesgo para la salud familiar. Los impactos específicos pueden analizarse desde dos perspectivas principales: rendimiento y salud.
Desde la perspectiva de la degradación del rendimiento, la acumulación de aceite a largo plazo dificultará el funcionamiento normal de la campana extractora a través de tres vías principales. En primer lugar, una fuerte caída en la eficiencia de succión y descargaEl filtro y la entrada de aire de la campana extractora son las primeras barreras para la entrada de vapores de aceite. Cuando el aceite cubre los poros del filtro, forma una barrera que bloquea el paso de los vapores, impidiendo así su rápido tránsito. El área de entrada de aire se reduce entre un 30 % y un 50 %, lo que disminuye el volumen de succión. Además, el impulsor del ventilador es un componente clave para la circulación del aire. La acumulación de aceite aumenta su peso (normalmente, el peso del aceite en un impulsor sin limpiar durante un año puede alcanzar entre 1 y 2 kilogramos), reduciendo su velocidad de rotación y debilitando aún más su capacidad de succión y descarga. Los vapores de aceite que normalmente se expulsan por completo en 3 minutos pueden tardar más de 10 minutos, e incluso, en algunos casos, pueden regresar o extenderse a la sala de estar. En segundo lugar, vida útil del motor reducidaSi el aceite se filtra en el motor, se adherirá a los devanados de la bobina, afectando la eficiencia de disipación de calor (la temperatura normal de funcionamiento del motor debe mantenerse por debajo de los 60 °C, pero puede superar los 80 °C tras estar cubierto de aceite). Esto provoca que el motor funcione sobrecalentado, lo que no solo aumenta el consumo de energía (mediciones reales muestran que el consumo de energía de una campana extractora con una grave contaminación por aceite es entre un 15 % y un 20 % mayor que el de una campana limpia), sino que también acelera el desgaste de los cojinetes y el envejecimiento de la bobina, aumentando la tasa de fallos del motor. Una campana extractora que originalmente podía usarse durante 8-10 años puede requerir la sustitución del motor en 5 años. Finalmente, un aumento significativo del ruidoUna distribución irregular del aceite en el impulsor del ventilador provoca un desplazamiento del centro de gravedad durante la rotación, lo que genera vibraciones violentas. Al chocar con la carcasa, emite un zumbido anormal. El ruido de funcionamiento de una campana extractora, que originalmente rondaba los 55 decibelios, puede superar los 65 decibelios, afectando la comodidad en la cocina e incluso en el salón.
En lo que respecta a los riesgos para la salud familiar, una campana extractora que no se ha limpiado durante mucho tiempo equivale a un “cultivo de bacterias”, poniendo en peligro la salud principalmente de tres maneras. En primer lugar, contaminación secundaria por humos de petróleoEl aceite adherido al impulsor y la carcasa del ventilador seguirá calentándose en el ambiente de cocción a alta temperatura y se descompondrá, produciendo sustancias nocivas como el benzo(a)pireno y el formaldehído (estudios han demostrado que el contenido de benzo(a)pireno en el humo de aceite emitido por una campana extractora que se ha utilizado durante un año sin limpiar es de 3 a 5 veces mayor que el de una campana limpia). Estas sustancias se dispersan en la habitación junto con el humo de aceite no extraído. La inhalación prolongada irritará la mucosa respiratoria, aumentará el riesgo de rinitis y bronquitis, e incluso puede provocar enfermedades pulmonares. En segundo lugar, crecimiento y propagación bacterianaEl interior de la campana extractora es oscuro y húmedo, y la grasa rica en aceite constituye una excelente fuente de nutrientes para bacterias (como Escherichia coli y Staphylococcus aureus). Tras la proliferación de un gran número de bacterias, estas se dispersan con el flujo de aire cuando la campana está en funcionamiento, o gotean sobre la estufa y la vajilla a través del filtro, contaminando los alimentos. Esto provoca que los miembros de la familia experimenten síntomas de malestar gastrointestinal, como diarrea y vómitos, y supone una mayor amenaza para las personas con un sistema inmunitario debilitado, como los ancianos y los niños. En tercer lugar, riesgos de seguridad contra incendiosEl aceite acumulado es una sustancia inflamable. Si el circuito interno de la campana extractora genera chispas por desgaste, o si al cocinar caen chispas dentro de la campana, es muy fácil que el aceite se inflame y provoque un incendio en la cocina. Según datos de los bomberos, los incendios domésticos causados por aceite en las campanas extractoras representan más del 25 % del total de incendios de cocina cada año, y el fuego se propaga rápidamente, lo que dificulta su extinción.
Para solucionar los problemas mencionados, la limpieza diaria debe seguir un enfoque de mantenimiento por capas: el filtro se puede remojar y limpiar con un detergente neutro semanalmente para eliminar la grasa superficial; el impulsor y el motor del ventilador deben desmontarse y limpiarse profesionalmente cada 3-6 meses para evitar daños en los componentes al intentar desmontarlos uno mismo; la superficie exterior de la campana extractora se puede limpiar diariamente con un paño húmedo para prevenir la acumulación de grasa. Además, elegir una campana extractora con función de autolimpieza (como los modelos de limpieza con vapor a alta temperatura o agua a alta presión) permite enjuagar periódicamente la grasa interna con agua a alta temperatura o presión, reduciendo la frecuencia de la limpieza manual. Sin embargo, sigue siendo necesario realizar un desmontaje y limpieza a fondo una vez al año para garantizar tanto el rendimiento como la higiene.
En resumen, la limpieza de la campana extractora influye directamente en su rendimiento y en la salud familiar. La falta de limpieza prolongada no solo reduce la eficiencia de succión y descarga y acorta la vida útil del motor, sino que también provoca contaminación por humos de aceite, proliferación de bacterias e incluso riesgo de incendio. La limpieza regular de la campana extractora no es una molestia, sino una medida necesaria para garantizar el buen funcionamiento de la cocina y proteger la salud de la familia, y debe incluirse en las tareas de mantenimiento diarias del hogar.




