La función principal de una campana extractora es aspirar y expulsar rápidamente los humos de aceite generados durante la cocción. Como núcleo de potencia, los dos parámetros clave del motor —velocidad de rotación y presión de aire— no actúan de forma independiente; por el contrario, trabajan en sinergia para determinar directamente la eficiencia y la estabilidad de la aspiración y expulsión de humos. Para comprender el mecanismo de su influencia, se requiere un análisis exhaustivo desde tres perspectivas: la definición de los parámetros, el principio de su efecto sinérgico y su adaptabilidad a diferentes situaciones de cocción.
En cuanto a las definiciones de parámetros, la velocidad de rotación del motor se refiere al número de rotaciones del rotor por unidad de tiempo, generalmente medida en revoluciones por minuto (rpm). Esta determina directamente la velocidad de rotación del impulsor del ventilador: a mayor velocidad de rotación, mayor capacidad del impulsor para cortar e impulsar el aire y, teóricamente, mayor el volumen de succión de aire instantáneo de la campana extractora. La presión del aire se divide en presión estática y presión dinámica. La presión máxima de aire que se indica en el uso cotidiano se refiere principalmente al valor de la presión estática, que representa la capacidad del motor para impulsar el flujo de aire y vencer la resistencia del tubo de escape, medida en pascales (Pa). Esta presión afecta principalmente la eficiencia de descarga de humos de aceite en tuberías largas o en diseños de viviendas complejos. La relación fundamental entre ambos parámetros es la siguiente: la velocidad de rotación determina la rapidez con que se aspiran los humos de aceite, y la presión del aire determina la distancia a la que se expulsan. La falta de optimización en cualquiera de las dos dimensiones reducirá la eficacia de la succión y descarga de humos de aceite.
A nivel del mecanismo sinérgico, la interacción entre los dos parámetros se divide en dos etapas: "succión y descarga instantáneas" y "purificación continua". Al inicio de la cocción, cuando el humo del aceite aumenta bruscamente, un motor de alta velocidad incrementa rápidamente la velocidad del aire en la entrada (generalmente, cuando la velocidad de rotación alcanza las 1400-1800 rpm, la velocidad del aire en la entrada puede superar los 1,2 m/s). Esto crea una zona de alta presión negativa sobre la estufa, capturando rápidamente el humo recién generado y aspirándolo hacia la campana extractora, evitando así su dispersión en la habitación. Sin embargo, cuando el humo entra en el conducto de escape, si este supera los 3 metros de longitud o tiene más de dos curvas, la presión del aire se vuelve crucial. Si la presión máxima del motor es inferior a 300 Pa, el flujo de aire tiende a formar remolinos en el conducto, provocando la retención y el reflujo del humo. Por el contrario, cuando la presión del aire alcanza los 350 Pa o más, se puede mantener un flujo de aire estable incluso con una tubería de 5 metros de longitud, lo que garantiza la correcta evacuación de los humos de aceite. Por ejemplo, al saltear alimentos al estilo chino, si el motor de la campana extractora tiene una alta velocidad de rotación (1800 rpm) pero baja presión de aire (280 Pa), aunque pueda aspirar los humos de aceite rápidamente, estos pueden circular dentro de la campana debido a la resistencia de la tubería, lo que provoca que «los humos de aceite se aspiren pero no se puedan evacuar». En cambio, si el motor tiene una alta presión de aire (400 Pa) pero baja velocidad de rotación (1200 rpm), la baja velocidad de succión hará que parte de los humos de aceite se dispersen en los armarios y las paredes, lo que dificulta la limpieza.
Desde la perspectiva de la adaptabilidad a diferentes situaciones culinarias, la combinación de velocidad de rotación y presión de aire debe ajustarse según la distribución de la vivienda y los hábitos de cocina de cada familia. Para familias con cocinas pequeñas (≤8 m²), tubos de escape cortos (≤2 metros) y preferencia por cocinar al vapor y guisar, un motor con una velocidad de rotación de 1400-1600 rpm y una presión de aire de 300-350 Pa es suficiente. Esto no solo garantiza un rendimiento básico de succión y descarga, sino que también reduce el ruido de funcionamiento (generalmente, por cada 200 rpm menos de velocidad de rotación, el ruido se reduce entre 2 y 3 decibelios). Para familias con cocinas grandes (≥10 m²), tubos largos (≥3 metros) o que frecuentemente preparan salteados al estilo chino, se requiere un motor de alta potencia con una velocidad de rotación de 1600-1800 rpm y una presión de aire de 350-400 Pa. Esto garantiza una captura instantánea y una descarga eficiente, incluso en situaciones con grandes cantidades de vapores de aceite y alta resistencia en las tuberías. Además, la función de ajuste inteligente de la presión de aire, presente en algunos modelos de gama alta, se logra mediante la sincronización dinámica de la velocidad de rotación del motor y la presión de aire. Cuando el sensor detecta un aumento en la resistencia de la tubería, el motor incrementa automáticamente la presión de aire (ajustando con precisión la velocidad de rotación para evitar un ruido excesivo), manteniendo siempre un estado óptimo de succión y descarga. Este diseño también confirma la importancia de la optimización sinérgica de ambos parámetros.
Cabe destacar que una mayor velocidad de rotación y presión de aire no siempre son mejores. Si la velocidad de rotación del motor es demasiado alta (superior a 2000 rpm), el ventilador vibrará con mayor intensidad y el ruido superará los 65 decibelios (la normativa nacional estipula que el ruido de las campanas extractoras domésticas debe ser ≤73 decibelios, pero en la práctica, un ruido superior a 65 decibelios resulta molesto). Además, aumentará el consumo energético y el desgaste del motor, reduciendo su vida útil. Si la presión de aire es demasiado alta (superior a 450 Pa), en conductos cortos, la velocidad del flujo de aire será excesiva, lo que puede producir un silbido en la salida. Asimismo, una presión de aire excesivamente alta incrementará la carga del motor, y un uso prolongado puede activar fácilmente la protección contra sobrecalentamiento. Por lo tanto, la combinación de velocidad de rotación del motor y presión de aire debe seguir el principio de adaptabilidad, en lugar de buscar valores extremos.
En resumen, la velocidad de rotación y la presión del aire de los motores de las campanas extractoras son parámetros clave que dependen entre sí y funcionan de forma sinérgica: la velocidad de rotación determina la eficiencia de la captura de humos de aceite, y la presión del aire determina la capacidad de expulsión de dichos humos. La correcta combinación de ambos es fundamental para lograr una extracción y expulsión eficientes. Al elegir una campana extractora, es necesario seleccionar un motor con parámetros adecuados según la longitud del conducto de extracción de la cocina, el tamaño de la vivienda y los hábitos culinarios. Solo así se puede garantizar un rendimiento óptimo de extracción y expulsión, teniendo en cuenta el control del ruido y la durabilidad del equipo.




